Dado que
vivimos en una sociedad saturada de mensajes, nuestras mentes tienden a
organizar la información en categorías. Nuestras mentes “posicionan a los
productos” en determinadas categorías. Una de las formas de manipular dicha categoría
mental, es colocando en la mente del cliente un mensaje que asocie ventajas
competitivas del producto con valores de interés para el segmento target.
Obviamente,
esto no es fácil. En principio, porque la mente no necesita de un mercadólogo
para posicionar un producto; por el contrario, lo hace automáticamente. La
labor del especialista, consiste en interferir en ese proceso para que el
producto en cuestión sea aceptado por el target.
Lo
excepcionalmente extraordinario de esto, es que para ocupar una posición, un
producto no necesariamente tiene que ser el mejor, sólo tiene que ser el
primero en impactar la mente del target.
Para
lograr esto último, es necesario relacionar al producto con los
valores/creencias existentes en el target. Aún, si se trata de un producto
completamente nuevo y lo que se intenta, es crear una nueva categoría que sea
propicia para exhibir las bondades del producto en cuestión, es importante
considerar estos valores/creencias. Contradecir frontalmente estos valores,
suele conducir al fracaso.
En
general, cuando se busca un posicionamiento, la solución no esta en el
producto. A menos que estemos en condiciones de introducir modificaciones, la
solución ha de buscarse acomodando el producto en la mente del target, de modo
que no colisione con los valores que ya están establecidos.
Las
estrategias de posicionamiento crean una protección para las ventas en el
mercado. El posicionamiento no sólo nos ayuda a mantener un liderazgo. Es
también una herramienta útil para mantener una posición, evitar una colisión
directa con el líder del mercado, introducir nuevos productos, ayudar a la
diferenciación e identificación de productos en mercados saturados y prevenir o
minimizar los efectos de futuros lanzamientos o nuevas tecnologías.
Todo esto
explica por qué las empresas líderes invierten ingentes cantidades de dinero en
el posicionamiento de sus productos.
Observar
los beneficios de un posicionamiento acertado, es tan fácil como responder
objetivamente a la pregunta: “¿dónde estaría el producto sin ese
posicionamiento?”
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