A
diferencia del concepto de crecimiento, cuando hablamos de desarrollo
económico, existen diversas vertientes investigativas que priorizan distintas
medidas, incorporan variables a la medición, con el fin de representar de una
mejor manera el bienestar de los individuos que componen una sociedad. No
existe en la ciencia económica una definición unívoca de desarrollo, aunque se
observan diversos puntos en común entre ellas.
A
continuación sólo se nombran tres posibilidades de medición, de las más
utilizadas, pero no deben ser tomadas como las únicas.
La definición de desarrollo de Amartya Sen
Amartya Sen, un
célebre economista indio, ganador del premio Nobel por sus avances en
desarrollo económico, propone medirlo a través de las libertades y capacidades
que poseen los individuos. El hecho de enfatizar la capacidad humana en el
concepto de desarrollo, excluye del análisis los bienes materiales a los que se
tiene acceso, e incorpora la valoración (directa o indirecta) de los individuos
al momento de tomar decisiones. La pobreza deja de ser un fenómeno material,
para complejizarse y abarcar cuestiones políticas, sociales, etc.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH)
Las
Naciones Unidas, en cambio, realizan un indicador de desarrollo llamado Índice de Desarrollo Humano
(IDH) que se utiliza con asiduidad para comparar el desarrollo en
todas las naciones del mundo. El mismo está compuesto por tres variables
fácilmente medibles y cuantificables: el PBI per cápita (que mencionamos
anteriormente), el acceso a la educación y la esperanza de vida al nacer (como
estimador de la calidad de vida y el acceso a la salud). El indicador varía de
0 a 1 y cuánto más cerca se encuentre de 1, más desarrollada será la nación
analizada.
El Desarrollo a Escala Humana
Una nueva
vertiente de la investigación del desarrollo la brinda la teoría del Desarrollo a Escala
Humana, que se diferencia sustancialmente de la teoría económica tradicional,
que se basa en el análisis de las necesidades ilimitadas de los individuos con
recursos escasos. Esta rama de pensamiento asegura que las necesidades de los
individuos son pocas y acotadas, y que lo que cambian son los satisfactores de
esas necesidades, el bien o servicio con que se satisfacen.
De acuerdo
a estudios empíricos realizados, llegan a la conclusión que las necesidades son
nueve: la subsistencia, la protección, el afecto, el entendimiento, la
participación, la creación, la identidad, la libertad y el ocio. La forma
(cantidad y calidad) en que se vean satisfechas estas nueve necesidades
brindará la estimación del desarrollo de esos individuos.
En
definitiva, el crecimiento económico se refiere a la capacidad de una economía
de producir bienes y servicios en mayor escala, de una manera más eficiente y
el desarrollo económico incorpora variables que muestran la calidad de vida de
los individuos. Un crecimiento del PBI
sin un aumento considerable en la calidad de vida de los individuos es
indeseable, dado que genera una mayor desigualdad en
la sociedad en que sucede, o un desarrollo no sostenible en el tiempo.
Las
políticas económicas deben ser tomadas en función de los indicadores de
desarrollo, aunque se suela hacer lo contrario, dado que reflejan de mejor
forma la realidad de los habitantes.
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